Silvia Chacón Ramírez, Karla Salguero Moya, Yalile Chan Jiménez, Eleonora Badilla Saxe, Movimiento Mauro Fernández Acuña
El Consejo Superior de Educación aprobó en el año 2017 el Programa de Estudios de Educación para la Afectividad y Sexualidad Integral para la Educación Diversificada, como parte de su Política de Transformación Curricular. Sólidamente fundamentado, busca orientar al estudiantado para el alcance de una sexualidad integral, “…la cual forma parte de la naturaleza humana y por tanto constituye una dimensión intrínseca a la existencia de la persona. No se reduce ni a la genitalidad, ni tampoco a la afectividad, ni a ningún otro aspecto comprendido en ella, sino que más bien les comprende y les trasciende”.
La Política de Transformación Curricular, a su vez, se enmarca en el compromiso del Estado Costarricense por la defensa y promoción de los derechos de las personas menores de edad que se consolidó con la aprobación en el año 1998 de la Ley 7739 que establece el Código de la Niñez y Adolescencia como marco jurídico para la defensa integral de los derechos de las personas menores de edad.
En particular, el artículo 58 en su inciso d) sobre, las acciones del Estado en cuanto a las Políticas Nacionales, establece el mandato de la promoción y difusión de los derechos de las personas menores de edad; y en el inciso f), establece que se debe: Propiciar la inclusión, en los programas educativos, de temas relacionados con la educación sexual, la reproducción, el embarazo en adolescentes, las drogas, la violencia de género, las enfermedades de transmisión sexual, el sida y otras dolencias graves.
De esta manera, en el marco de políticas y normativas nacionales y la adhesión del país al Código de la Niñez y la Adolescencia, la educación en general, y la educación sexual en particular, se convierten en un derecho de la niñez y la adolescencia.
Sin embargo, el pasado 16 de enero, el Consejo Superior de Educación CSE, a instancias de la señora Ministra de Educación, que lo preside, tomó el acuerdo (con cinco votos a favor y el voto de la UCR en contra) de “solicitar a la administración la elaboración de un Programa de Estudio para la Paz y la Convivencia que reemplace el Programa de Estudio para la Afectividad y la Sexualidad Integral.”
Para sustentar dicha solicitud, el CSE dejó sin efecto el acuerdo CSE-SG-06-2017 y en consecuencia elimina los actuales Programas de Estudio para la Afectividad y la Sexualidad Integral para el III Ciclo de la Educación General Básica y la Diversificada para que no sean implementados a partir del 2025”.
La eliminación del Programa de Educación para la Afectividad y la Sexualidad Integral, según acuerdo tomado por el Consejo Superior de Educación, trae consigo inconvenientes fundamentales:
Primero, se aleja de los mandatos establecidos por la normativa nacional e internacional en la materia, que exige al Estado un rol de garante de la educación integral, los derechos fundamentales y la dignidad de nuestra niñez y adolescencia
Segundo, trae consecuencias muy negativas al país en el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes, al limitar sus habilidades para conocer sobre el propio desarrollo y el vínculo afectivo con otras personas; y con ello ir aprendiendo a tomar control de las propias decisiones y sus consecuencias.
Tercero, agrava problemáticas sociales, dejando a las nuevas generaciones más vulnerables y limitando su capacidad para construir un futuro pleno.
Según señala el Programa Estado de la Nación (2022), Costa Rica había avanzado en el control y disminución de los embarazos adolescentes, producto de relaciones impropias, abusos o de falta de información. Pero también ha disminuido en enfermedades de transmisión sexual (según Boletín Epidemiológico N°03 de 2024 Ministerio de Salud 26 de enero de 2024) y en las relaciones impropias, como consecuencia de nuevas legislaciones, trayendo con ello mayor respeto a los derechos humanos y la promoción de la igualdad de género. Sin embargo, hoy el Ministerio de Educación Pública, en respuesta al mandato del Consejo Superior de Educación, sustituye estas acciones por un programa orientado hacia la convivencia y la educación para la paz, temas muy necesarios y valiosos, en la coyuntura actual; y por tanto bienvenidos a la malla curricular, pero que no necesariamente velan por la salud y educación integral en sexualidad y afectividad, tan necesaria y valiosa también.
En la meta 4.7 de los Objetivos para Desarrollo Sostenible (ONU, 2015) se estableció como propósito, la garantía de que todos los estudiantes adquieran conocimientos y habilidades necesarias para promover el desarrollo sostenible, incluyendo la igualdad de género y los derechos humanos. La eliminación de este programa contraviene ese objetivo y promueve la desigualdad.
La eliminación de los programas de Educación para la Afectividad y la Sexualidad, es un hecho deleznable que viola el Código de la Niñez y Adolescencia, así como el tratado internacional sobre la Convención de los Derechos del Niño, que instan a los Estados a garantizar la educación integral incluyendo la sexualidad y la afectividad.
Podemos prever consecuencias muy negativas para la población joven y en general para todo el país: aumento en el embarazo adolescente; mujeres jóvenes que deben suspender sus estudios; bebés sin padre; jóvenes padres que abandonan a sus hijos; aumento en las relaciones impropias; aumento en las enfermedades de transmisión sexual, entre otras. Estas consecuencias, graves en sí mismas, conducen además, a perpetuar los círculos de la pobreza, la violencia y el aumento en los femicidios.
El Consejo Superior de Educación está aún en tiempo de rectificar y devolver a la población joven del país su Derecho a contar con una educación integral, que incluye el conocimiento y disfrute de la afectividad y la sexualidad.
Publicado en https://semanariouniversidad.com/opinion/el-derecho-fracturado-de-la-educacion-para-la-afectividad-y-la-sexualidad/