Silvia Chacón Ramírez, Karla Salguero Moya, Eleonora Badilla Saxe, Yalile Chan Jiménez, Movimiento Mauro Fernández
Luis Amador es al menos la segunda figura ligada al gobierno actual que manifiesta públicamente, que la educación actual no tiene brújula y no sabe para dónde va. El primero fue Nogui Acosta, ministro de Hacienda en funciones, a quien le hicimos una atenta invitación pública para que consulte los diversos foros y documentos que señalan una vía para la educación del país, aunque claro, son ignorados por las autoridades ejecutivas. Y aunque Luis Amador no forma parte del gabinete actual, sí conformó el equipo inicial de la actual administración.
En realidad, a los señores Amador y Acosta les parece que no hay rumbo, porque efectivamente en este momento no hay ruta. Pero eso no significa que no haya direcciones señaladas y políticas educativas que podrían servir de orientaciones, si hubiese interés. Específicamente existen IX Informes del Estado de la Educación, publicados uno cada dos años; una Política Educativa: La persona: centro del proceso educativo y sujeto transformador de la sociedad y la Política Curricular Fundamentación pedagógica para la transformación curricular aprobadas ambas por el Consejo Superior de Educación, por mencionar tres ejemplos solamente.
El exministro Amador ahora, repite una vieja receta, ampliamente desmontada varias veces. Dice que con el presupuesto que se le asigna al MEP alcanzaría para pagar una escuela privada a cada uno de los estudiantes. Esa afirmación, falaz e irresponsable, ha sido estudiada, analizada y desestimada, no solamente en Costa Rica sino en muchos otros lugares. Veamos…
La inversión actual en educación pública por estudiante roza la línea de pobreza educativa. Según el estudio de McKinsey & Company, del 2024, Costa Rica invierte por estudiante en la educación pública $6 mil dólares anuales lo que serían unos 3 millones de colones anuales al tipo de cambio de hoy. Este estudio, ubica al país en un nivel limítrofe con la categoría de “pobreza educativa”. La población estudiantil de Costa Rica es de 1,120.800 estudiantes (población reportada por el MEP en el 2024). Para el 2025 se anuncia un presupuesto de ₡2,58 billones, lo que equivale a un 4,92% del producto interno bruto (PIB), esto significa una reducción de la inversión por estudiante a menos de los 3 millones.
Los costos por estudiante en centros educativos privados requieren duplicar o triplicar la inversión. Los costos por estudiante en instituciones privadas son variables y diferenciados, dependiendo de la institución educativa, de su calidad y el grado o nivel. No es lo mismo lo que se paga por un estudiante del nivel de preescolar que por uno de secundaria. Pero tomemos, por ejemplo, el costo de la matrícula y mensualidad de un estudiante de educación secundaria, de un colegio privado promedio en el que la inversión anual puede llegar a los ₡5,475,000.00 anuales (12 mensualidades de ₡435.000 más la matrícula anual ₡255.000).
Otros costos en la educación privada. Pero además de esos rubros, las familias que envían a sus niños, niñas y jóvenes a la educación privada, costean también todos los recursos para el aprendizaje: uniformes, útiles, tecnologías digitales, implementos deportivos y artísticos; transporte; alimentación (meriendas y almuerzos); apoyo psicopedagógico para la atención a las diversidades y necesidades especiales; y las actividades extracurriculares. Por otra parte, también se abona al costo por estudiante en una institución privada, la capacitación de los docentes, aunque en este caso, corre a cargo de los mismos profesionales, pues no existen subvenciones para su capacitación.
La diversidad Se hace evidente que, en los cálculos del exministro, no están incluidas las variables en los costos por estudiante, derivados de la diversidad de poblaciones que debe atender la educación. Veamos dos ejemplos:
Poblaciones con discapacidad: El país cuenta con una población estudiantil de 14.774 personas con algún grado de discapacidad que demandan una atención especializada, con recursos y espacios adecuados, que incluye otra variable en la definición del costo por estudiantes.
Poblaciones indígenas: Costa Rica cuenta con ocho pueblos indígenas: Huetar, Maleku, Bribri, Cabécar, Brunca, Ngäbe, Bröran, Chorotega. Cada una de estas poblaciones tiene su propia identidad, costumbres, y visión de mundo. La atención educativa debe estar contextualizada de manera que sea respetuosa de las diversas culturas.
La calidad. Hasta aquí hemos hecho una comparación simple, solamente del costo por estudiante en la educación pública y la privada. Pero quedaría aún por analizar si la calidad de la educación que implicaría una inversión mayor garantizaría o no, una mejor calidad. Sería necesario un riguroso estudio sobre la relación costo-beneficio que tendría que realizarse antes de siquiera pensar en hacer cambios como los que sugiere el exministro.
Inequidad: La propuesta del exministro Amador a considerar, en las zonas donde “el presupuesto no alcanza” remite a una clara visión menos distributiva y de inequidad de los recursos de la educación si el presupuesto asignado correspondiera al 8% del PIB a que obliga la Constitución Política. Por otra parte, asumir que la distribución del presupuesto para la educación no alcanza en algunas zonas o sectores del país, lleva a pensar en la urgente necesidad de que retomemos la visión país, como un Estado que Educa, sin establecer diferencia entre quienes son las personas que reciben el servicio educativo
Riesgo de alejarse de los fines de la educación. Y en el corazón de una propuesta como la del exministro, existe el gran riesgo de caer en la tentación de procurar un enfoque economicista y eficientista, limitando al país a formar personas solamente para el empleo. La formación para incorporarse exitosamente en el mundo laboral es un aspecto muy necesario, pero totalmente insuficiente para el progreso y bienestar integral del país. En ese sentido, es conveniente recordar que los Fines de la Educación Costarricense contenidos en el artículo 2 de la Ley Fundamental de Educación, y que en primer lugar se deben a la formación de una ciudadanía amante de la Patria democrática, étnica y pluricultural, con consciencia de los derechos, deberes y libertades fundamentales, pero además se dirigen al desenvolvimiento pleno de la personalidad humana, el estímulo de la solidaridad, la comprensión humanas, así como la conservación y ampliación cultural.
Contrario a la idea que sugiere el exministro que parece conducir a dejar la educación nacional en manos privadas, proponemos más bien, promover alianzas público-privadas complementarias y contextuales, en las que se tenga en mente el bienestar de todos los habitantes del país, y se promuevan aprendizajes y beneficios mutuos.
La historia costarricense nos ha demostrado que invertir en educación pública no sólo da réditos, sino que nos coloca en posición de equidad y nos cobija como ciudadanía perteneciente a una Patria democrática, multiétnica y pluricultural, que es la identidad costarricense, definida en nuestra Constitución Pública.
Como país tenemos la oportunidad de repetir la hazaña de invertir en una educación pública democrática y de calidad.
[1] Artículo de opinión en respuesta a las declaraciones del exministro Luis Amador en La República el pasado 27 de noviembre 2024.
Publicado en Falacias ad populum, una mirada reduccionista de la Educación[1] • Semanario Universidad